Digamos que nuestra entrada en Camboya no fue del todo buena. Más bien fueron repitiéndose una detrás de otra situaciones extrañas que me hicieron darme cuenta que Laos había quedado atrás y que la cosa se iba a poner algo más seria. En la frontera Laosiana-Camboyana nos tuvieron más de dos horas esperando a que llegara nuestro autobús y una vez sentados, se acerca un policía camboyano y después de hablar con nuestro chofer, recibe algunos billetes que guarda disimuladamente en su bolsillo. Decide ( obviamente) no entrar en el autobús a revisar nada. Por fin nos dejan marchar (se ve que sin soborno tardan algún rato más en esta tierra de nadie que son las fronteras). Nos dirigimos por carretera hacia Siem Reap, la ciudad en la que hay que alojarse si quieres ver una de las maravillas de este mundo, los Templos de Angkor.
Paramos a bajar viajeros en las localidades de Kratie ( ideal si quieres ver delfines Irrawady) o Kampong Chang y bajamos del autobús cerca del desvio de Phnom Penh, en el típico restaurante de carretera donde te hacen esperar una hora ( con suerte) hasta que llegue otro autobús que por fin te lleve a tu destino. Que me trasladen como ganado por ser extranjero no me gusta demasiado pero uno tiene paciencia y suele aguantar. Después de todo el día en la carretera desde las 4000 islas en Laos llegamos por fin de noche a Siem Reap y nos encontramos una encerrona en la estación de autobuses ( para guiris como yo) donde unos cuantos conductores de tuk tuk te agobian, gritan, discuten y te agarran como si la vida les fuera en ello ( los dólares mandan y captar un turista para hacer de conductor por 2-3 días es mucho para ellos). Casi no puedo salir del autobús y buscar mi mochila ya que apenas dejan espacio para maniobrar. Entre la oscuridad, el desconocimiento y el cansancio, al final nos vamos con un conductor joven en su tuk tuk, previa negociación del precio.
En el mismo autobús, al encargado de transportarnos le hemos reservado un habitación en un hostal pero al llegar a él nos dicen que no hay sitio y mi cabreo a las 24:00 de la noche es ya mayúsculo. El conductor ( listo como él solo) nos quiere llevar a otro hostel que él conoce y al final aceptamos más por la hora que es y el cansancio que por otra cosa. Dormiremos esa primera noche en Siem Reap en Green Town Gusthouse por 12 dólares ( aire y wifi) y al dia siguiente hemos prometido a nuestro conductor que nos acompañaría a hacer alguna excursión cercana. Nos quería llevar a quién sabe que atracción turística pero al final la visita sería al lago Tonlé Sap gracias al consejo de Davide, el encargado de nuestro nuevo alojamiento en Siem Reap, Babel Guesthouse, del que ya hablamos aquí hace un tiempo y que con sus buenos consejos nos ahorró más de timo.
El Lago Tonlé Sap
El Tonlé Sap, ubicado en la región central de Camboya, es la mayor extensión de agua dulce de todo el sudeste asiático y está declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Un gran lago que es alimentado por numerosos ríos y que es de vital importancia en la vida y economía de los habitantes de Camboya ya que la abundante pesca, el transporte de mercancias y personas o la fertilidad de sus riberas ideales para cultivar arroz, hacen de él un valiosísimo recurso para miles de personas en esta zona del planeta.
Es un lago curioso, con un sistema hidrológico único: durante la estación seca ( entre febrero y junio) su tamaño es pequeño ( unos 2.590 km 2) pero durante la época de lluvías ( de julio a noviembre) llega a multiplicar por 10 su profundidad ( 25.00 km 2 ) y cuatriplica su superficie debido a que los rios Mekong y Sap cambian el sentido de la corriente y devuelven el agua al lago ya el mar rechaza esas aguas ( sólo en el Nilo se ve algo parecido). Cuando la corriente de los rios se normaliza, tiene lugar en Camboya el Festival del agua y es un fenómeno que genera grandes beneficios para los habitantes ya que fertiliza las tierras y trae consigo mucha más pesca de lo habitual. Esto ha conllevado que algunas comunidades, vietnamitas en su mayoría, se hayan instalado a vivir en las riberas del lago.

Como llegar
Desde Siem Reap es fácil llegar a alguna de estas aldeas junto al lago, mientras más alejadas mejor para no encontraros a demasiados turistas. Tan sólo hay que negociar el precio con algún conductor de tuk tuk y que no os timen mucho con el precio de la entrada al lago.
Las aldeas del lago Tonlé Sap
Se calcula que puede haber cerca de 200 aldeas que rodean al Tonlé Sap, la mayoría vietnamitas de origen humilde que se instalaron a orillas del lago huyendo del régimen de los jémeres rojos y que viven en casas flotantes o casas suspendidas para evitar las crecidas en época de lluvías. A pesar de ser casas muy pobres, no faltan las antenas por lo que algo de la vida moderna ha llegado hasta aquí. También tienen sus templos, escuelas, tiendas…..Evidentemente el medio de vida de esta gente es la pesca y las actividades derivadas de ella: elaboración de redes de pesca, secado de pescado, etc. Pero la llegada de turistas para conocer su modo de vida ha hecho que muchas de estas familias también se dediquen a conseguir dólares, con niños pidiendo dinero e incluso engañando al visitante si hace falta. Entre las aldeas más visitadas está Chong Khneas pero hay muchas más como Kampong Khleang, Kampong Luong, Phoum Kandal, Chong Kos o la que visitamos nosotros, Kompong Phluk. Creo que mientras más os alejéis de los grandes centros urbanos, la experiencia puede ser mejor.
Advertencias
En nuestro alojamiento nos lo advirtieron: aquí sacan todo el dinero que pueden al turista e incluso los conductores de tuk tuk en cualquier desplazamiento te intentarán cobrar más de lo estipulado. Nos avisaron que para Kompong Phluk no debíamos de pagar a la entrada del parque más de 15 dólares por persona, que nos negaramos en rotundo si querían cobrar de más. Y asi fue. Cuatro veces más del precio nos querían cobrar por entrar a la zona protegida que incluye paseo en barca ( y eso que se supone que la caseta era del gobierno).
Nuestro conductor fue a hablar con el señor de los tickets pero no daba su brazo a torcer así que después de varios regateos decidí montarme en el tuk tuk para marcharme de allí. En ese momento salió de la caseta, habló con nuestro chofer y nos vendió los tickets al precio que nos habían dicho en la guesthouse. También hemos oido que en otras aldeas flotantes más visitadas como Chong Nhneas hay más timos una vez empezado el paseo en barco, haciendote pagar 50 dólares por un saco de arroz para un supuesto orfanato. Si no vais con cuidado os sacarán bastantes dólares.
Kompong Phluk
La aldea que vamos a visitar se llama Kompong Phluk y es una de las más auténticas que se pueden visitar por la zona. En nuestra guesthouse nos han recomendado su visita de entre las muchas aldeas que hay en los alrededores del lago y como nos fiamos plenamente de ellos, para allá que nos vamos en tuk tuk. En poco más de 40 minutos viendo paisajes y escenas de la vida diaria de esta gente estamos en la caseta que da acceso al lago. Después del intento de timo y con los tíquets un barquero nos monta en su barca a motor para empezar el paseo que durará aproximadamente una hora y media.
Lo que empezamos a ver nos sorprende y nos choca mucho: humildes casas elevadas a unos 5 metros de altura con unos pilotes de madera para sobrevivir a la época donde el rio sube de forma brutal. En el momento del año en que hemos ido ( Julio) el nivel de agua es bajo por lo que las casas suspendidas y su estructura se ven a la perfección. Imagino que cuando suba el nivel del agua apenas podrán pisar tierra firme y los botes son la única forma de desplazarse para esta gente. Una gente que vive del rio, se baña en él, lavan la ropa, los niños juegan en sus aguas, pescan y me temo que también hará las veces de basurero y cloaca. A diferencia de otras aldeas flotantes, la mayoría de estas casas están en zona seca aunque la forma más rápida de llegar a ellas es el rio ya que el camino rara vez está practicable. El rio y el lago son su vida y todo gira en torno a ellos.
Veo gente muy humilde, pero no por ello dejan de sonreir y de estar felices. La felicidad en las caras de estos niños es algo que se me ha quedado grabado de mi visita a Kompong Phluk. Ensimismados con el espectáculo llegamos a una zona de bosque inundado que parece muy interesante de navegar en canoa pero nos obligaban a bajarnos de nuestra barcaza para montarnos en otra más pequeña, previo pago de otra cantidad que no recuerdo ya que me negué en rotundo a pagar más dólares. Uno tiene aguante pero no es tonto aunque ahora me arrepiento de no haber pagado un poco más y disfrutado de un paseo por esos manglares. Seguimos navegando por el rio en dirección al lago y nuestro » joven capitán» nos dice si queremos tomar algo en un restaurante flotante. Accedemos y nos tomamos una cerveza Angkor para aliviar el calor.
Después subimos a bordo de nuevo y salimos al lago, una inmensidad de agua que parece no tener fin y que anda algo revuelto. Enseguida coge velocidad y empezamos a volar sobre sobre las olas para luego volver al rio para hacer el camino de vuelta. Seguimos viendo casas suspendidas en las orillas y a la gente en sus quehaceres diarios, sin importarles mucho que dos occidentales en una barca estén boquiabiertos por su modo de vida y hagan fotos a cascoporro. Los niños son los que más se alegran de vernos y nos saludan con una sonrisa que irradia felicidad. ¿Podría yo vivir en estas condiciones y ser tan feliz? Seguro que no.
Y con una mezcla de pena, asombro e incredulidad pero totalmente fascinados terminamos una visita que no nos ha dejado indiferentes y que creo que ha merecido mucho la pena. Las aldeas flotantes del Tonlé Sap son sorprendentes y un lugar ideal para descubrir un modo de vida muy diferente al nuestro y que jamás hubiera imaginado. Un modo de vida durísimo que intentan llevan de la mejor manera posible y que me ha roto todos los esquemas. Está claro que con optimismo y felicidad los problemas se hacen más pequeños……
Más información
– Reservar hotel en Siem Reap con Booking.
– Itinerario de mi por viaje a Laos,Camboya y Koh Chang en Tailandia.
– Vacunas para viajar a Laos y Camboya.
– Como organizar un buen botiquín de viaje.

Ayudante Viajera 12 mayo, 2014
Muy buen articulo Fran, nosotros somos de los que nos engañaron y fuimos a visitar Chong Kneas y todo el rato intentando estafarte, y como decimos en nuestro post, en donde hablamos de nuestra experiencia, lo peor de todo que metan a los niños para sacar dinero…pero bueno es Camboya… y esto es el pan de cada día…