Nuestros días en la Selva Negra transcurren placidamente disfrutando de nuestro apartamento en una granja tradicional y alternando visitas a pueblos llenos de encanto rodeados de exuberante naturaleza. Para hoy hemos decidido conocer uno de los lagos más bonitos y frecuentados de la zona, el Lago Titisee y por la tarde algún pequeño pueblo con encanto. Si algo bueno tiene alojarse al sur de la Selva Negra es que hay mucho que ver a poca distancia y es fácil aprovechar bien el tiempo.
Tittisse- Neustadt
El Lago Titisee, al sur de la Selva Negra, es uno de los destinos vacacionales más importantes del sur de Alemania, un lago de origen glaciar no muy grande pero muy fotogénico con un azul deslumbrante ( según la época del año) rodeado de verdes bosques que hacen que la estampa sea idílica, lo que ha derivado en que sea uno de los lugares más turísticos del sur de Alemania. Tiene una superficie de 1,3 km 2 y una profundidad de 20 metros y en invierno su estado de congelación hace que en algunas zonas sea posible incluso andar sobre él. En Julio, el mes de nuestro viaje, no hay hielo y las principales atracciones de la zona son hacer compras, andar y dar un paseo en barca por el lago previo pago ( 5 euros la media hora/ 10 euros la hora).
Al llegar uno se da cuenta de que hay más gente de lo habitual y que es una población muy turística: aparcamiento casi lleno, muchas tiendas de recuerdos, sitios para comer o tomar una cerveza, hoteles….. Damos un paseo por las tiendas y compramos un riquísimo pan y unos dulces en una panaderia para comerlo junto al lago y los niños corren a sus anchas entre un paisaje precioso. ¡Hacer un picnic junto al lago se me antoja imprescindible!.
Decidimos tomarnos una pinta de cerveza en el restaurante Bergsee, con vistas al lago (curiosamente no es muy cara, 3,30 euros ) y de paso pedimos que nos calienten un potito para el más pequeño del viaje. Como aquí no se estilan los microondas nos traen agua hirviendo en una gran jarra de cerveza para que metamos el potito y calentarlo a la antigua usanza. ¡Aquí no se andan con chiquitas!
Después el hambre aprieta y nos ponemos a buscar donde comer ( en un viaje decidir donde comer es sinónimo de perder mucho tiempo). Al final hacemos una parada técnica en un pequeño restaurante junto a un minigolf y nos comemos unas riquísimas currywurst, ese invento a base de salchichas en una salsa que mezcla ketchup y curry en polvo. Y probamos el postre más famoso de la zona, una riquísima tarta de la Selva Negra, mucho más rica que la que probamos en Triberg. Esta vez hemos acertado hasta con el precio.
Se pueden hacer más cosas alrededor de este lago como rutas de senderismo, marcha nórdica, subir a la Torre Hochfirst para ver el lago a vista de pájaro o para los que les gusten los parques acuáticos o tengan niños más creciditos que los mios, ( 4 años es poco para esto) disfrutar del Badeparadies, un gran complejo cubierto que incluye saunas, toboganes y cataratas. Una opción más de ocio y entretenimiento para esta bella y turística zona.
St. Peter im Schwarzwald
Después de visitar el Titisee dejamos para la tarde algún pueblo cercano típico de la Selva Negra como St. Märgen pero parece que la tala de árboles ha cortado la carretera por la que queremos acceder así que sobre la marcha cambiamos de planes y nos vamos a St. Peter, un idiílico pueblecito que no anda muy lejos de nuestro campo base cerca de Friburgo. El monumento más importante de St. Peter es la Abadía Benedictina ( Ehemaliges Benedikterkloster, 6 euros ) con una bonita iglesia barroca de arenisca roja con dos torres gemelas. El cementerio a la espalda de la iglesia es un ejemplo de como estos lugares pueden ser incluso «agradables a la vista». También es éste un lugar donde se cuidan las tradiciones ( como en toda la Selva Negra) y en las fiestas religiosas toda la población viste los llamativos trajes tradicionales hechos a mano llamados Trachten St. Peter no tiene mucho que ver pero es ideal para hacerse una idea cómo son estos pequeños pueblos repletos de tradiciones y llenos de tranquilidad en un bucólico entorno.
Como la tarde se está apagando decidimos regresar a nuestro acogedor apartamento en Oberried, a que nuestros peques rematen el día en el parque infantil de Kirnermasterhof mientras los mayores nos tomamos una buena jarra de cerveza admirando el bello y verde paisaje que nos rodea. ¡ La Selva Negra nos sigue emocionando!
Más sobre la Selva Negra en el blog
– Guia resumen para viajar a la Selva Negra.
– Gengenbach, un pueblo de cuento.
– Baden Baden, la perla de la Selva Negra.
– Triberg, cascadas y relojes de cuco.
– Alojamientos en la Selva Negra.

Mari Carmen 21 mayo, 2014
Con cada entrada sobre la selva negra me entran más ganas de ir! Y veo que es un destino ideal para ir con enanos! 😉
Un abrazo